“Sí, sé que están atracando en los alrededores de la Universidad del Magdalena, me da miedo venir a estudiar porque a veces salgo tarde y me toca coger por el lado de la Torre. A veces salgo a las 9:00 u 8:00 de la noche a buscar una buseta y se demoran”, Carolina Dávila Barroso, segundo semestre de Negocios Internacionales. “Me da miedo venir en ocasiones porque yo vivo muy retirado, por el Aeropuerto, y tengo que coger la buseta que me deja allá en el puente (La Lucha), entonces el trayecto de venir de allá hasta acá a la U, me da mucho miedo porque mis papás no tienen la posibilidad de venirme a buscar”, Angela Madrid Redondo, quinto semestre Administración de Empresas.
Los estudiantes de la Universidad del Magdalena tienen miedo de estudiar. Luego de haber superado el temor a morir en la pandemia la angustia ahora es perder la vida viniendo a la Universidad. El incremento desbordado de hurtos, intimidaciones y demás acciones delincuenciales de las que han sido víctimas en los alrededores de la sede principal de la Alma Mater, está haciendo que muchos no quieran venir a clases, que los traiga un acompañante y ya está el caso de un padre de familia que decidió retirar a su hija de la Institución por temor a que algo le pueda pasar.
“Cuando vengo en la buseta he conocido casos de estudiantes que se encuentran con la autoridad, pero ya ha sido victimizada. El caso que escuché hace poco es el de una estudiante que fue manoseada porque no le encontraron ningún objeto de valor, ninguna pertenencia”, Maicol Polo Orozco, séptimo semestre de Ingeniería Pesquera. “Veo mucha inseguridad, en mi caso, yo fui atracado hace una semana, me quitaron mis implementos de estudio, mi bolso, mi portátil y por ahora, más que todo pienso que deberíamos implementar unas medidas como, por ejemplo, vi que estaban recogiendo firmas para un CAI, me parece buena idea para brindarnos seguridad a los estudiantes”, Camilo Cantillo Camargo, primer semestre de Derecho.
Estos cuatros casos de la inseguridad que se vive en los alrededores de esta Casa de Estudios Superiores, sumados a las decenas que se han cometido desde que iniciaron las clases presenciales, pero que no se tiene el espacio para documentar en esta información, llevó a que un grupo de estudiantes radicase un derecho de petición de 177 páginas ante la alcaldesa de Santa Marta, Virna Johnson Salcedo, soportado en las firmas de 6.000 estudiantes, casi el 25% de la población estudiantil, recogidas durante dos días en las afueras de la Universidad.
“Parte del por qué, es el contexto general por el cual están atravesando los estudiantes de la Universidad del Magdalena, muchos tienen miedo. Existe el miedo de querer venir a clases porque existe la posibilidad de que te asalten. Y ya no es un tema de las horas extensas de la noche o las primeras horas de la mañana. Están asaltando estudiantes y haciéndoles daño a plena luz del día. A muchos estudiantes les da pánico venir con el computador y demás instrumentos porque sienten que pueden perder ese implemento que con esfuerzo compran. Parte de eso es lo que nos lleva a hacer este derecho de petición”.
Es la justificación de Rafael Ricaurte Ebratt, estudiante de séptimo semestre de Derecho y representante de los Estudiantes ante el Consejo Académico, quien además, como interlocutor de la comunidad estudiantil pide en el documento que se realice una mesa de trabajo para buscar una solución definitiva al incremento de acciones delictivas y que se active de carácter urgente el CAI Móvil que estaba en las afueras de la Institución, con los patrulleros necesarios para el respectivo cuidado del sector, mientras se encuentra una solución al problema.
La solicitud respetuosa dirigida a la máxima autoridad de la ciudad está facultada por los estudiantes en defensa de la academia y el bienestar estudiantil, luego de haber analizado los convenios, alianzas y diversas comunicaciones que desde hace años se han enviado desde la Universidad del Magdalena a la Alcaldía y Comando de Policía para hallar una solución al tema, pero que las medidas no se implementan pese a que en diversas ocasiones se han fijado varios compromisos.
Angélica González Pertuz, estudiante de séptimo semestre de Administración de Empresas, y representante estudiantil de este mismo Programa, pide a las autoridades que les presten atención antes de que ocurra un asesinato: “el llamado que le hacemos los estudiantes, representantes estudiantiles, los directivos de la Universidad a todas las entidades territoriales, es que no esperemos que ocurra algo lamentable a cada uno de nosotros para que así puedan despertar y hacernos caso a este llamado. No esperemos a que algo malo nos ocurra para que así si puedan atendernos”.
Los líderes estudiantiles manifiestan sentirse desalentados porque a pesar de haber existido diferentes acercamientos y mesas de trabajo conjuntas no se ha establecido una verdadera solución a la problemática de seguridad que ha golpeado a UNIMAGDALENA. Jesus Escorcia Polo, estudiante de décimo semestre de Ingeniería Electrónica, representante estudiantil ante el Consejo Superior, señala abiertamente que los estudiantes tienen miedo:
“Obviamente los estudiantes si tienen miedo, no creemos posible nosotros que después de haber superado la pandemia, hoy en día el miedo de los estudiantes sea la inseguridad. No es posible que una universidad en medio de la pandemia haya incrementado el número de estudiantes, hoy por la falta de garantías que brindan los entes territoriales encargados de la seguridad de los estudiantes y las personas de la ciudad, no cumplan con su deber y los estudiantes tengan miedo de acercarse a la Universidad”.
Las acciones para fortalecer la seguridad en los alrededores del claustro educativo, qué se han definido de manera articulada entre la Universidad con el Distrito, a través de la Secretaría de Seguridad y Convivencia y la Policía Metropolitana, luego de diversas reuniones, son: la disposición por parte de la Policía de un grupo de efectivos que estarían en el polígono de seguridad en los entornos, mejorar la iluminación, coordinar asuntos como la movilidad de los estudiantes para disminuir el riesgo que implica tomar este servicio de transporte público, establecer puntos seguros, monitoreo por cámaras y botones de pánico, entre otros.
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