En toda una aventura inolvidable se convierte la visita al parque arqueológico ciudad Perdida, lugar donde se encuentran los restos de la antigua cultura y ciudad indígena teyuna, hoy un santuario del grupo indígena los taironas.
Declarada Patrimonio y reserva de la biosfera de la humanidad por la UNESCO, descubierta en el año 1975 por un guaquero, hallazgo que fue confirmado en 1976 por el Instituto Antropológico de Bogotá.
Ubicada al norte de Colombia en las costas del mar caribe a 1100 metros SNM en las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, bañada por el río Buritaca en el departamento del Magdalena..
A este paraíso se accede, atravesando bosques llenos de exótica fauna y flora, puentes colgantes, montañas y cascadas. Allí, entre una selva tropical y árboles de 40 y 50 metros de altura se encuentran las ruinas del gran imperio tairona, caracterizadas por una sofisticada integración entre la naturaleza y la civilización y una maravillosa arquitectura en piedra.
De acuerdo con las investigaciones de los antropólogos, Ciudad Perdida fue construida hacia el año 700 de nuestra era y fue el centro urbano más importante entre los 250 asentamientos indígenas descubiertos hasta el momento en la Sierra Nevada de Santa Marta. Su población oscilaba entre 1.400 y 3.000 habitantes; Ciudad Perdida estaba conformada por sectores con un complejo sistema de construcciones intercomunicados entre si a través de una red de caminos empedrados muros, canales y escaleras ubicadas en las laderas que garantizaban el acceso a los campos de cultivos; con más de 250 terrazas distribuidas en ocho “barrios” en cuyo espacio se construyeron casas para vivir, sitios de almacenamiento de víveres y lugares de trabajo. Las estructuras descubiertas hasta ahora ocupan un área de aproximadamente 35 hectáreas. Desde su descubrimiento ha sido administrado por el Instituto Colombiano de Antropología como Parque Arqueológico Nacional.
El éxito de la arquitectura tairona consistió en evitar la erosión causada por las lluvias en las pendientes de las laderas, gracias a una red de distribución de lluvias que permitían un eficaz control de las aguas, Para esto también, los indígenas construyeron muros de doce metros de altura que sostenían los múltiples caminos que atravesaban la ciudad; las investigaciones arqueológicas han permitido reconstruir importantes aspectos de la cultura prehispánica y una parte del asentamiento se ha mantenido abierto al público.
Numerosos grupos indígenas habitaban el litoral costero y la Sierra Nevada de Santa Marta en el siglo XVI. Los españoles los denominaron con el nombre de sus principales poblaciones: Bonda, Pocigueica, Tayronaca. Desde el siglo XVII se generalizó el uso del término tairona para referirse a los habitantes de la región. Después de un siglo de resistencia, los indígenas fueron vencidos por los españoles, quienes incendiaron sus poblaciones, áreas de producción agrícola y apresaron o ajusticiaron a sus líderes. Sin embargo, no lograron fundar pueblos en la Sierra Nevada, que para entonces había perdido su potencialidad para la economía colonial, así la selva terminó por cubrir los vestigios de los antiguos poblados.
La investigación arqueológica y antropológica en la Sierra Nevada de Santa Marta comienza desde las primeras décadas del siglo XX, se destacan las excavaciones de Alden Mason, las de Gerardo Reichel Dolmatoff y Alicia Dussán en el sitio arqueológico del Pueblito. A partir de los años cincuenta ha continuado la labor de los estudiosos en la zona; se han localizado gran cantidad de sitios arqueológicos y se han realizado trabajos etnológicos sobre los actuales habitantes; se han registrado más de 300 poblados arqueológicos, de diversos tamaños y complejidad, tanto en la costa como en la sierra. Estos pueblos estaban constituidos por docenas y hasta centenares de casas y se localizan sobre filos de escarpadas laderas que aterrizaban para colocar cimientos de piedra de las viviendas; los distintos pueblos se comunicaban entre sí por una intrincada red de caminos.
La denominación europea de la zona desde el siglo XVII, supuso la pérdida de la cultura material que caracterizó a los habitantes prehispánicos de la sierra, los poblados fueron abandonados y la mayoría de la población huyó a regiones de muy difícil acceso. En la actualidad las comunidades Kogi, Arhuaca, Sanká y Kankuama habitan la Sierra Nevada de Santa Marta.
Buritaca 200 o Ciudad Perdida fue descubierta en 1976 por un equipo de arqueólogos del Instituto Colombiano de Antropología encabezado por Gilberto Cadavid y Luisa Fernanda Herrera y restaurado casi en su totalidad, en ese momento recibió el nombre de Buritaca 200, por que fue el numero de asentamientos que se encontraron, el nombre de Ciudad Perdida fue dado por los cronistas españoles, que se generalizo en la década de los años 70´s. Recientes investigaciones arqueológicas en el sitio, año 2006, indican que este poblado fue fundado alrededor del 660 D.C. y abandonado en algún momento entre los años 1550 y 1600 D.C.; en sus alrededores fueron detectados otros 26 poblados, y en algunos de estos sitios se han realizado excavaciones arqueológicas.
En la actualidad encontramos en el Parque ruinas reconstruidas de los poblados prehistóricos que son una muestra de la sofisticada arquitectura e ingeniería de piedra que incluye terrazas, muros de contención, caminos, puentes, escaleras y canales.
En 2007 Ciudad Perdida o (Teyuna) obtuvo la 5 posición como una de las 7 Maravillas de Colombia, mediante votación con más de 14.000 votos. (Wikipedia).